 | EL AUTOR es periodista y abogado | |
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| El ingeniero César Sánchez está pagando las consecuencias de enfrentar al entonces candidato presidencial del PLD, doctor Leonel Fernández, denunciando que tenía 300 millones de pesos en el quebrado Banco Intercontinental (Baninter) a nombre de la Fundación Global, Democracia y Desarrollo sin haber explicado su procedencia. La reacción del candidato fue someter al ingeniero Sánchez a la justicia por difamación e injuria, pero luego, sorpresivamente, retiró la acusación creando una situación jurídica un tanto extraña. El supuestamente injuriado y calumniado no quería que la justicia lo desagraviara condenando al imputado. ¿Extraño, no?
Los asesores políticos parecen haberle aconsejado al doctor Fernández no continuar con su demanda, que electoralmente no era conveniente porque las encuestas lo daban como favorito, que insistir en meter preso al dirigente del PRD era un error, porque estaba muy bien documentada la denuncia de los dineros guardados en Baniter a nombre de la Fundación Global, Democracia y Desarrollo., que ya vendrían mejores tiempos.
Las declaraciones de César Sánchez sobre el dinero en Baniter no tenían desperdicios. El país sabe cuando y como se formó la Fundación del presidente y como se obtuvieron esos millonarios recursos. No insistiré en el tema. Tengo toda la documentación.
Tras la quiebra del Baninter, el gobierno del presidente Hipólito Mejía decidió pagarle a todos los ahorristas. El doctor Fernández y el PLD sostenían que el gobierno del PRD violó la ley al devolverle todo el dinero que la gente tenía depositado en ese banco. El doctor Fernández consideraba que solo debía pagarse hasta 500 mil pesos, como decía una ley que aún no estaba en vigencia. Sin embargo, el propio doctor Fernández aceptó que Hipólito Mejía le pagara a su Fundación cerca de 120 millones de pesos.
Como era de esperarse, el doctor Fernández por segunda vez ganó las elecciones y se convirtió en presidente de la República, marcando así el inicio del vía crucis de César Sánchez, un hombre al que todos, incluso sus adversarios, le reconocen capacidad profesional y honradez personal, algo que ha sido ratificado por los tribunales del país a pesar de las presiones que ha ejercido el mandatario para que sea condenado a cadena perpetua, aun cuando esa pena no existe en nuestro código procesal penal.
Desde un principio se hizo obvia la intención del gobierno de perseguir a César Sánchez y lograr que terminara con sus huesos en la cárcel maldita e inhumana del 15 de Azua. Pero los tiempos han cambiado. Si bien es cierto que aún falta mucho por hacer en el sistema judicial, no hay dudas de que hemos avanzado, que terminaron los tiempos en que el presidente de la República o cualquier funcionario metía en la cárcel a cualquier ciudadano violando sus derechos fundamentales. El presidente Fernández, a pesar de su poder casi omnipotente no ha podido encerrar a César Sánchez. Y no ha podido sencillamente porque el ingeniero Sánchez, como dijeron los jueces, “no se robó un solo centavo” del pueblo dominicano, algo que no pueden decir muchos de los que hoy están en el poder.
Dicen que el Ministerio Público de nuevo apelará la sentencia del tribunal para que el vía crucis no termine. Bueno, van tres instancias que declaran a Sánchez inocente. Si los jueces continúan actuando apenados a la ley, nuevamente el ingeniero Sánchez será declarado inocente. En todas las instancias judiciales César Sánchez tendrá que ser declarado no culpable de los cargos que le imputa el presidente de la República, quien, según las informaciones obtenidas, está detrás del caso.
El gobierno no ha podido condenar a los funcionarios del gobierno de Hipólito Mejía. Al ex jefe de la Policía, general Jaime Marte Martínez lo hicieron ir a los tribunales casi cien veces. Al final fue declarado inocente. Al general Sierra Pérez lo involucraron en un expediente falso. Los jueces lo acaban de declarar inocente. A Eligio Jáquez en el caso de los invernaderos por igual. Al ex procurador general de la República Víctor Céspedes los jueces lo enviaron para su casa. A César Cedeño el gobierno no pudo acusarlo de corrupto. Se probó que es un hombre honrado. Al señor Arsenio Borge los tribunales lo declararon inocente. El gobierno logró una condena mostrenca en el caso del Plan Renove llevando a la cárcel a gente que no lo merece porque no se robaron un autobús, ni lo sobrevaloraron como si ocurrió en el primer gobierno del PLD. De todos modos, si partimos de lo que ha ocurrido en los tribunales, debemos de concluir en que el gobierno de Hipólito Mejía estuvo integrado principalmente por hombres y mujeres honrados. Eso no significa, sin embargo, que no hubo corrupción. Si la hubo. Y mucha. Pero jamás como ahora. Hipólito dice frecuentemente: “Yo ni robé, ni maté”. Es el único presidente latinoamericano que ha dejado el cargo y no ha sido acusado de corrupto ni de asesino. Cometió errores desde la presidencia, pero ni robó, ni mató.
Los funcionarios civiles y militares corruptos del gobierno de Mejía han sido y siguen siendo, socios del presente gobierno. Por eso no han sido tocados ni con el pétalo de una rosa.
El ingeniero César Sánchez, actual aspirante a la secretaria de organización del PRD, puede dormir tranquilo. El Ministerio Público puede hacer lo que quiera contra él. Lo que sea, pero no logrará que sea condenado, no ante la opinión pública, ni ante el pueblo que se han dado cuenta que estamos ante una vendetta política. |
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