POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ
Los dominicanos esperamos con ansias la presencia del presidente de la República en la televisión. Pensamos que anunciaría, como ya lo han hecho los mandatarios de Centroamérica, las medidas que adoptaría para enfrentar la crisis, que, de continuar profundizándose puede convertirse en crisis política con todas sus consecuencias para el sistema democrático que vivimos.
Pero no dijo nada. Su presencia frente a los periodistas invitados fue algo así como un “merengue sin letra”, que no dice nada. Prometió que en otra ocasión, la semana próxima, tal vez, el merengue tendrá letra.
Contrario a otras ocasiones donde el mandatario tiene dominio de los temas, ahora era evidente su falta de información o conocimiento de los elementos que giran alrededor de los altos precios del petróleo.
El presidente explicó ampliamente la parte especulativa que efectivamente juega un rol significativo. La compra a futuro de parte de los que hacen grandes negocios eleva los precios. Dejó la impresión de que el petróleo está caro por la especulación. Y es una verdad relativa y parcial que de ningún modo explica los altos precios de los carburantes y de los alimentos a nivel mundial.
El mundo ha vivido diversas crisis del petróleo, como la de 1973-74 durante la guerra de Yom Kippur o del Ramadán; la guerra entre Irán e Iraq en los años 80; la invasión de Kuwait que provocó la guerra del Golfo. Tan pronto esos conflictos concluyeron la producción de petróleo, así como sus precios, volvieron a la normalidad. Ahora la situación es más compleja y peligrosa. No se prevé que el barril del petróleo se coloque a 90 dólares como dijera el presidente de la República en caso de terminar la especulación. Al contrario, muchos sostienen que para el 2009 podría rondar los 250 dólares.
El problema fundamental es la demanda cada vez mayor por los países en desarrollo, principalmente China y la India, que cada vez necesitan más energía. Hablamos de poco más de mil 300 millones de habitantes en China, el país de mayor crecimiento económico de los últimos 20 años, y de la India, con más de mil cien millones de personas, que da saltos agigantados en la búsqueda del progreso. Esos dos países consumen actualmente las tres cuartas partes del petróleo del mundo. China sólo produce, al igual que México y Venezuela, algo así como el cinco por ciento de la producción mundial, lo cual significa que es mucho lo que debe importar.
Estados Unidos, con el 5% de la población mundial, consume el 25% del petróleo del planeta. Para que tengan una idea, Estados Unidos consume 20 millones diarios de barriles de petróleo, pero sólo produce más o menos diez millones, lo que significa que también tiene que importar mucho combustible. Un norteamericano común consume 34 veces más petróleo que un indio y 12 veces más que un chino. India tiene 10 carros por cada mil personas, en tanto que en Estados Unidos hay 778 por cada mil. Como puede verse, la desigualdad entre los países desarrollados y los que van en vía de desarrollo es abismal. Esos países que concentran dos mil 400 millones de seres humanos no solo piden o reclaman energía en la medida que crecen y se desarrollan, sino alimentos. Tanto los chinos como los indios han aumentado considerablemente el consumo de carne y leche; alimentos que antes consumían escasamente. En 1997 los chinos consumían 9.7 litros de leche por persona al año. Los norteamericanos poco más de 200 litros por año. Ahora esos chinos se toman más de 30 litros por año. El aumento es significativo. Este consumo masivo se refleja en el mercado mundial y en la producción mundial. El extinto científico Jaccques Cousteau advirtió sobre las consecuencias en materia de alimentación de la “occidentalización” de China y la India, pero el “capitalismo salvaje” no le prestó atención.
Quiere decir que el aumento de los precios del barril del petróleo en el mundo no es sólo por la especulación. Otros elementos más importantes entran en juego. Otros elementos, como el agotamiento de las reservas. Actualmente se producen más de 8 millones de barriles diarios. Las reservas mundiales sobrepasan el billón de barriles que se calcula durarían unos 40 años. Sólo China y la India demandan el 45% del petróleo. Estamos ante un problema serio. El crecimiento y desarrollo de países antes atrapados por la pobreza, es un reto para la humanidad, lo que obliga a otras fuentes de energía, a otras soluciones que no están en las guerras.
En nuestro país el gobierno estuvo muy ocupado comprando las elecciones. Nada hizo. Buscando la reelección el presidente gastó el dinero que ahora necesita para invertir en el campo y en la gente, que le reclama soluciones, no merengues sin letras.