¿Para qué quiere Miguel Vargas el control absoluto del PRD?
¿Para garantizar su candidatura a la presidencia de la República? ¿Para qué ser presidente del PRD cuando se tiene la mayoría? ¿Acaso no era más inteligente apoyar a unos de sus simpatizantes como Virgilio Bello Rosa o el senador de Moca Andrés Bautista, para sólo citar dos nombres?
¿Para qué abrirse un frente en su propio partido cuando se tiene la mayoría?
¿Debilidad? ¿Temor a los cambios políticos coyunturales? ¿Pánico a la posibilidad de que la correlación de fuerzas dentro del PRD se modifique tras la aprobación de la nueva Constitución de la República que habilitará al ex presidente Hipólito Mejía?
¿Garantiza la presidencia del PRD la nominación presidencial automáticamente? ¿No se estará buscando Miguel Vargas un problema innecesario?
¿Y si el PRD bajo la presidencia de Miguel Vargas no gana las elecciones congresuales y municipales, de quién será la culpa? ¿Mía o de Miguel Vargas?
¿Qué ocurrirá con el supuesto liderazgo de Miguel Vargas si los resultados de mayo del año próximo no son los esperados, si el PRD no gana el Congreso y los Ayuntamientos?
Eso no es todo. ¿A quién apoyará moral y económicamente Miguel Vargas para senador en cada una de las provincias? ¿A los suyos? ¿Qué hará con los otros, dónde los enviará? ¿Qué actitud asumirán frente al nuevo “líder” los que no sean escogidos, los que no recibirán respaldo?
¿Qué hará, por ejemplo, Alfredo Pacheco cuando vea que el candidato de Miguel Vargas a la sindicatura de la capital es otro? ¿Se quedará cruzado de brazos o saldrá a pelear su espacio mostrando sus encuestas que aseguran que tiene más del 60% dentro del PRD? ¿Qué hará Francisco Fernández en Villa Mella cuando sepa, como sabe, que el candidato de Miguel Vargas a la sindicatura es otro, sobre todo cuando él invirtió millones de pesos con el movimiento “En Línea con Miguel” durante la campaña electoral pasada? ¿Se morirá de la risa o se tirará a la calle para ganar la nominación como lo está haciendo?
¿Qué pasará cuando ese problema se presente en todas las provincias y municipios con los aspirantes a regidores, síndicos, diputados y senadores?
¿Qué hará Miguel Vargas cuando todos los candidatos, los suyos y los que no serán suyos precisen de recursos económicos? ¿Cómo distribuirá los recursos que da la Junta Central Electoral? ¿Como dicen los estatutos del partido o como lo disponga él?
No tengo dudas de que Miguel será el próximo presidente del PRD. Las encuestas así lo dicen. Esa realidad plantea un serio problema para Miguel y para el PRD, que cada vez más se enreda entre las patas de sus propios caballos y yeguas.
Para Miguel todo parecía ir sobre rieles hasta que alguien le metió en la cabeza que lo tomara todo por asalto durante la próxima convención. La táctica se antepuso a la estrategia. La táctica le sirve a la estrategia, no al revés.
Cuando gane la presidencia del PRD, ¿hará otro bunker como en la campaña electoral donde tenía una oficina en el cuarto piso, pero el ascensor sólo subía hasta el tercero, lo que impedía que los compañeritos de las bases lo vieran? ¿Asumirá Miguel la presidencia del partido con toda la responsabilidad que ello implica? ¿Tendrá tiempo para el PRD, para sus negocios y para la campaña del 2010 de todos los senadores, síndicos y regidores?
Miguel ha dicho en más de una ocasión que tan pronto llegue a la presidencia del PRD modificará los estatutos para poder optar por la nominación a la presidencia del país. ¿Qué más piensa cambiar? ¿Los símbolos? ¿El Himno? ¿La imagen y el legado de Peña Gómez? ¿El “Nuevo PRD” será socialdemócrata, socialista, comunista, liberal, neoliberal, católico, ateo o laico? Esas preguntas deberían hacérselas todos los miembros del PRD ahora que están a tiempo.
Y Miguel responderlas, para que todos sepan a que atenerse. Como dice mi buen amigo Rafael Díaz Vázquez, “ojo al Cristo, que es de plata”.
Las preguntas no tienen más propósito que aclarar las cosas. De igual modo, sería interesante saber si la versión puesta a correr por la corriente de Miguel Vargas de que tan pronto obtengan el triunfo iniciará una purga para sacar a los perdedores, es cierto. Y si no es posible echarlos como perros, serán dejados en el anonimato. Más de uno lo ha dicho en cafetines y librerías.
Martín Torrijos ganó en Panamá enterrando la figura histórica y emblemática de su padre Omar Torrijos y al propio partido. Los estrategas que así piensan olvidan que República Dominicana no es Panamá, que el PRD dominicano no es el PRD de Panamá. Y que Omar Torrijos no es Peña Gómez. Y que estamos a más de tres años para las elecciones presidenciales. Todavía falta mucho por hacer y por ver.