Cuando el presidente de la República envió al Congreso su proyecto de reforma constitucional,destutanando la Suprema Corte de Justicia y de paso todo el sistema judicial creando dos nuevas salas, una de garantías constitucionales y la otra contenciosa administrativa, me llené de extrañeza. “Algo está pasando, porque esta Suprema Corte de Justicia ha sido sumisa ante el Poder Ejecutivo, tanto o más que el Congreso”.
La Constitución de la República establece la separación e independencia de los poderes del Estado, pero no es así. El poder Ejecutivo tiene control absoluto sobre los demás poderes, incluso los poderes fácticos como la prensa y la iglesia católica.
Me preguntaba una y otra vez por qué el presidente Fernández, no solo le negaba el presupuesto solicitado a la Suprema Corte de Justicia, con lo cual le quita autonomía e independencia, sino que además la deja huérfana de poder.
El presidente de la Suprema Corte, Jorge Subero reaccionó ante el proyecto de reforma Constitucional señalando que tenía muchos reparos, sobre todo en lo ateniente al sistema judicial. El magistrado presidente de la Suprema se percató del golpe judicial, se dio cuanta de que estaba ante una trama en la que estaban participando algunos de sus colegas en el alto tribunal.
Más adelante comprobó que tanto la sala Constitucional como la Contenciosa habían sido negociadas. Sabía que no tenía las fuerzas para impedir el éxito de la trampa, ni de la traición.
Es en ese marco que el presidente de la Suprema Corte de Justicia anuncia que en breve sería conocido el recurso de inconstitucionalidad interpuesto por el PRD en torno al préstamo de 130 millones de dólares tomado por el gobierno a la Sun Land sin el conocimiento y la aprobación del Congreso como manda la Constitución.
Al leer la información me pregunté: “¿Qué, terminó la cola? ¿Cuándo se conocieron los otros ciento y tantos recursos de inconstitucionalidad que el presidente de la Suprema había dicho en más de una ocasión que estaban primero y que el caso de la Sun Land no se trataría hasta tanto no le llegara su turno?
El recurso del PRD se presentó en noviembre del año pasado cuando aún la campaña electoral no había comenzado oficialmente. La Suprema se negó a conocerlo. Subero, para proteger al gobierno, dio saltos y más saltos. Dijo que la Suprema no cogía corte, ni aceptaba presiones ni se dejaba chantajear de nadie, que el PRD debía esperar. Y eso hizo. Esperó. No había de otra.
La campaña electoral pasó. El presidente Fernández compró las elecciones y se quedó en el poder. La Suprema Corte de Justicia fungió de aliada al ignorar la violación de la Constitución, que debe proteger a toda costa.
En el programa de televisión “Juntos” que produzco junto al ingeniero José Alberto Martínez en Teleradio América, advertí, muchos días antes de la sentencia del jueves, que la Suprema no condenaría al gobierno, que no se atrevería a dictaminar que el recurso interpuesto por el Foro Social Alternativo y el PRD eran válidos, que el gobierno había violado la Constitución. Dije entonces que la sentencia sería objeto de negociación. Y así ha sido.
Una parte de los magistrados de la Suprema, como Judas, vendió el sistema judicial al crear una jurisprudencia nefasta para el futuro, porque a partir de ahora el gobierno, que controla el Senado y la Cámara de Diputados, podrá tomar cuantos préstamos quiera sin enviarlo al Congreso porque los presidentes de las cámaras jamás levantarán su voz para oponerse a nada que decida el presidente Fernández.
La dignidad de la Suprema Corte de Justicia la salvaron Ana Rosa Bergés, Eglys Margarita Esmurdoc y Julio Aníbal Suárez al votar contra la sentencia negociada en oscuros recintos palaciegos.
¿Cómo es posible que la Suprema Corte de Justicia, desconociendo sus propias decisiones como la del 8 de agosto de 1998, les niegue a los ciudadanos velar por el respeto a la Constitución? ¿Cómo es que yo, ciudadano de este país aunque sea de quinta categoría, no puedo ser “parte interesada” cuando de Constitución se trata?
¿Cómo es que el PRD, que es la mitad de la población política del país no tiene calidad para presentar recursos de inconstitucionalidad?
¿Cómo es posible que la Suprema Corte de Justicia le atribuya ese derecho a dos personas que por demás son altos dirigentes del partido oficial? ¡Es una locura!
Pero además, ¿por qué esperar más de un año para decirle al PRD que no tiene calidad jurídica para presentar el recurso de inconstitucionalidad, si era tan fácil? Bastaba con leer el artículo 67 que le permite de base a la Suprema para su sentencia maldita.
La sentencia de la Suprema Corte de Justicia es un paso hacía atrás, un volver al pasado que creíamos superado.
Ha ganado el presidente Fernández que ha evitado ser condenado por violar la Constitución, y ha ganado un sector de la Suprema Corte de Justicia que de una manera u otra será premiado. Pero ha perdido el Sistema Judicial, La Justicia. Ha perdido el pueblo dominicano que creyó superada la etapa de la manipulación y la extorsión de la justicia; ha perdido la institucionalidad; ha perdido la Constitución que nuevamente es tratada como un pedazo de papel de inodoro. Otra vez el poder político ha impuesto su fuerza.
(Me temo que el daño moral que le está causando el Presidente de la República al país no podrá ser superado en muchos años. Que pena).