1 de julio de 2009

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Escrito por: JUAN TH ( juanth04@hotmail.com)

Ahora sabemos con exactitud en qué ha invertido el gobierno los cuantiosos recursos que le ha sacado de las costillas al pueblo.

Ahora sabemos donde han ido a parar más de 400 mil millones de pesos que hemos pagado casi religiosamente al fisco.

Ahora sabemos en qué ha gastado el gobierno los 6 o 7 mil millones de dólares que ha tomado prestados en el exterior. Y donde fueron a parar los 130 millones de dólares que el Presidente tomó prestados de manera inconstitucional a la Sun Land.

Ahora sabemos como un funcionario eleva su patrimonio de 100 a 500 millones de pesos en cuatro años.

Ahora sabemos por que una buena parte de los funcionarios, ayer pobres miserables, hoy poderosos millonarios, tienen fundaciones para ayudar a la gente que no tiene con que caerse muerta.

Ahora sabemos por qué el presidente de Venezuela, Hugo Chávez y el ex jefe del gobierno español, José María Aznar, salieron sorprendidos al ver la Fundación Global del presidente dominicano.

Ahora sabemos como nació, creció y se desarrolló la fundación de Nicole Fernández, la de Félix Bautista y de otras personalidades vinculadas al gobierno y/o al presidente de la República.

Ahora sabemos por qué el gobierno invierte 600 millones de pesos mensuales, 6 mil al año, en medios de comunicación y periodistas. Y sabemos por qué nadie cree en la declaración jurada de bienes de los funcionarios.

Ahora sabemos las razones del barrilito de los senadores. Sabemos por qué la Lotería Nacional dejó de ser “la amiga del pobre y del rico” para ser, simplemente, la amiga de diputados y amigos del gobierno. Y por qué la corrupción no se detiene en la puerta de ningún despacho del oficialismo.

Ahora sabemos cómo es que un ministro y un general son “dueños por igual del universo, aunque tengan distintos pareceres”, como dice la canción de Alberto Cortez.

Ahora sabemos por qué los funcionarios, amigos y relacionados del gobierno, son cada vez más ricos, mientras el pueblo es cada vez más pobre.

Ahora es cuando entendemos el cuento de Alí Babá.

Sólo que el número de socios, de amigos o de cómplices, es mucho, pero mucho mayor.

La realidad supera la ficción creada por el autor autor de Las Mil y Una Noches” del lejano Oriente.