SANTIAGO.- Los aumentos que se han registrado en las últimas semanas en la mayoría de los productos alimenticios, han impactado de manera significativa en la economía de los pequeños comedores o negocios de venta de comidas ubicados en el área céntrica y en la zona periférica de esta ciudad.
Como consecuencia de estas alzas muchos de estos negocios han tenido que incrementar entre diez y quince pesos al servicio de comida, lo que obviamente ha reducido la afluencia de clientes, y además han tenido que absorber parte de los aumentos disminuyendo los márgenes de beneficios.
En los últimos veinte días, los precios de los diferentes tipos de arroz, las habichuelas, el aceite, la carne de pollo, los huevos, embutidos, la pasta de tomate, pasta alimenticia, los sazones, ajo, cebolla, ajíes, los víveres, la hortaliza, entre otros, han experimentado alzas considerables.
Mirna Mercedes Francisco, propietaria de “El Comedor La Moña”, en la calle Pedro Francisco Bonó esquina Cuba, explicó que debido a los aumentos de los precios de los productos básicos, dos semanas atrás hacía una compra para el negocio con 25 mil pesos, pero ahora con la misma cantidad de artículos tiene que disponer de 40 mil pesos.
Añadió que en ese período compraba la arroba de yuca a 200 pesos, ahora cuesta 450 pesos, mientras que el cartón de huevos lo adquiere a noventa y cien pesos. La señora Francisco dijo que aunque todavía no ha aumentado el precio del servicio de comida, en cualquier momento tendrá que hacerlo si continúan las alzas de los productos de primera necesidad.
Dijo que en su negocio vende el servicio de comida a precios entre 70, 80 y 90 pesos, pero que si un cliente sólo tiene 50 pesos, no se va sin comer. Manifestó que sus clientes regularmente son caminantes, pacientes y familiares de enfermos que acuden al hospital José María Cabral y Báez de esta ciudad.
En tanto que Modesto Hiraldo, administrador de la cafetería-comedor Hiraldo Sabor, en la calle Pedro Francisco Bonó, afirmó que por los frecuentes aumentos de precios hace dos semanas se vio en la obligación de aumentar 10 pesos al plato normal y al económico, que ahora cuestan 70 y 90 pesos, respectivamente. “Actualmente hemos decidido compartir el 50 por ciento del sacrificio nosotros y el otro 50 por ciento los clientes.
Estamos ganando menos que antes, pero no podemos seguir aumentando los precios, porque los clientes, que son mayormente personas pobres que acuden al centro asistencial público, no lo resisten”, subrayó. Dijo que en esta semana el quintal de arroz “americano” cuesta 1,900 pesos en los almacenes.
Hiraldo dijo que en los últimos 15 días los incrementos han provocado un desastre en los pequeños comedores y cree que al parecer existe un sector del comercio que “a propósito está por hacer daño” disponiendo aumentos desconsiderados en los precios de los productos comestibles.
Robertico Domínguez, propietario del comedor Domínguez, en la calle Sully Bonelly esquina Beller, en el centro de esta ciudad, sostuvo que todavía está absorbiendo las alzas en los productos alimenticios, pero precisó que si la situación continúa llegará un momento en que tendrá que subirle 10 pesos al servicio de arroz, habichuela y carne.
Manifestó que oferta el servicio de comida a 75 pesos, lo que le permite un mínimo de ganancia. Añadió que está comprando la libra de carne de pollo a 36 pesos y la de arroz a 18 pesos, cuando recientemente adquiría las 16 onzas del cereal a 16 pesos.
Domínguez precisó que regularmente quienes acuden a su negocio con empleados de escasos económicos que laboran en las tiendas y negocios que existen en el centro de esa ciudad, por lo que no se puede aumentar frecuentemente el precio del servicio de comida.
María Elizabeth Martínez, quien es una clienta regular de uno de estos comedores, consideró que las autoridades del Gobierno deben adoptar medidas serias para controlar estas alzas, porque no se justifican.
Dijo que ella almorzaba en un comedor del centro de esta ciudad, porque le era más caro y más trabajoso trasladarse a su casa a comer, pero ahora tendrá que hacerlo.