Las denuncias han originado protestas por parte de los legisladores.
SANTO DOMINGO. La denuncia del diputado oficialista, Elso Milcíades Segura, de que colegas suyos habrían recibido soborno por la aprobación de proyectos, ni es nueva, ni exclusiva de este período congresual. Lo que siempre las ha caracterizado es la irresponsabilidad, porque no se señalan ni a los sobornados, ni a los sobornadores.
Desde hace décadas, en el Congreso Nacional, el "fantasma" del hombre del maletín ha estado presente en la sanción de iniciativas importantes, según lo han denunciado los mismos legisladores, motivados, de un lado, por la reputación de ese órgano del Estado, o porque la repartición no fue lo suficientemente "equitativa".
El hombre del maletín puede estar representado en el sector privado o en el Gobierno, según la iniciativa o los intereses.
En el período congresual 86-90, se rumoraba en los pasillos del Congreso que uno de los diputados manejaba un grupo de 20 legisladores, que siempre tenían la clave para pasar los proyectos.
Se menciona al reformista Juan Rafael Estrella Roja (conocido como Papi), como jefe de ese grupo que posibilitaba, como por arte de magia, la aprobación de los proyectos. En esa época él tenía la llave que abría las esperanzas de sus colegas de una mejor vida. Si Papi Estrella levantaba la mano, 20 más se alzaban al unísono.
Para que quedara constancia de esto, en una sesión en la que se conocía el proyecto de los traganíqueles, en el año 88, el diputado Antolín Valdez denunció que hubo reparto para la sanción del proyecto, reseña publicada por el desaparecido periódico El Sol.
Década de los 90
En el año 1996, el senador reformista por Hato Mayor, Miguel Berroa Reyes, denunció que el gobierno del presidente Leonel Fernández ejecutaba un plan de compra de legisladores, para posibilitar la sanción de varios contratos de préstamos. Otra denuncia que no fue probada, ni las pruebas presentadas.
En el año 1997, se denunció que un grupo de legisladores de oposición (gobernaba el PLD), habría recibido dinero y otros sobornos, para no estar presente en la sesión en la que se conocería la observación del Poder Ejecutivo al proyecto de Presupuesto de Ingresos y la Ley de Gastos Públicos para ese año y una modificación al Código Tributario.
El diputado Rafael Molina Lluberes dijo en ese momento que la Cámara de Diputados era "un barril de excrementos", si la denuncia era cierta. Nunca se presentaron las pruebas, ni se señaló a los sobornados, ni a los sobornadores.
Ese año, en noviembre, fue introducido en el Senado un proyecto de ley que proponía un impuesto a las bebidas gaseosas. La iniciativa desapareció como por arte de magia del Senado, luego de una reunión con los productores de gaseosas. El periódico El Nacional de 12 de julio de 1998 señala que los senadores habrían recibido RD$15 millones para engavetar la iniciativa.
En el 2000, Rafael -Fafa-Taveras responsabilizó a los empresarios de fomentar el soborno entre legisladores, señalando que para defender sus intereses "fomentan la corrupción en muchas instituciones del Estado". Se refería al proyecto de reforma tributaria, que sometió el gobierno del PRD, que alegadamente torpedeaba el empresariado nacional.
Más recientes
Para 2002, con el proyecto de reforma constitucional, sometido por el entonces presidente Hipólito Mejía, la diputada Eulogia Familia denunció la "compra de conciencia", y acusó a Hernani Salazar, director de la Oficina Supervisora de Obras del Estado de portar el maletín, y hasta en la elección de Jesús Vásquez como presidente del Senado, Andrés Bautista denunció la supuesta utilización de recursos por parte de Salazar y Guido Gómez Mazara para favorecer a su contrario.
Proyecto para declarar a Juan Bosch "Símbolo anti corrupción"
Mientras continúa el escarceo por la denuncia de soborno, la Cámara de Diputados tiene en su agenda de hoy un proyecto de Ley presentado por Elso Segura, que busca declarar al Profesor Juan Bosch como "símbolo nacional contra la corrupción". Los diputados de todas la bancadas han deplorado la actitud de Segura, sugiriendo que él debió investigar primero en su condición de presidente de la comisión de ética.
Desde hace décadas, en el Congreso Nacional, el "fantasma" del hombre del maletín ha estado presente en la sanción de iniciativas importantes, según lo han denunciado los mismos legisladores, motivados, de un lado, por la reputación de ese órgano del Estado, o porque la repartición no fue lo suficientemente "equitativa".
El hombre del maletín puede estar representado en el sector privado o en el Gobierno, según la iniciativa o los intereses.
En el período congresual 86-90, se rumoraba en los pasillos del Congreso que uno de los diputados manejaba un grupo de 20 legisladores, que siempre tenían la clave para pasar los proyectos.
Se menciona al reformista Juan Rafael Estrella Roja (conocido como Papi), como jefe de ese grupo que posibilitaba, como por arte de magia, la aprobación de los proyectos. En esa época él tenía la llave que abría las esperanzas de sus colegas de una mejor vida. Si Papi Estrella levantaba la mano, 20 más se alzaban al unísono.
Para que quedara constancia de esto, en una sesión en la que se conocía el proyecto de los traganíqueles, en el año 88, el diputado Antolín Valdez denunció que hubo reparto para la sanción del proyecto, reseña publicada por el desaparecido periódico El Sol.
Década de los 90
En el año 1996, el senador reformista por Hato Mayor, Miguel Berroa Reyes, denunció que el gobierno del presidente Leonel Fernández ejecutaba un plan de compra de legisladores, para posibilitar la sanción de varios contratos de préstamos. Otra denuncia que no fue probada, ni las pruebas presentadas.
En el año 1997, se denunció que un grupo de legisladores de oposición (gobernaba el PLD), habría recibido dinero y otros sobornos, para no estar presente en la sesión en la que se conocería la observación del Poder Ejecutivo al proyecto de Presupuesto de Ingresos y la Ley de Gastos Públicos para ese año y una modificación al Código Tributario.
El diputado Rafael Molina Lluberes dijo en ese momento que la Cámara de Diputados era "un barril de excrementos", si la denuncia era cierta. Nunca se presentaron las pruebas, ni se señaló a los sobornados, ni a los sobornadores.
Ese año, en noviembre, fue introducido en el Senado un proyecto de ley que proponía un impuesto a las bebidas gaseosas. La iniciativa desapareció como por arte de magia del Senado, luego de una reunión con los productores de gaseosas. El periódico El Nacional de 12 de julio de 1998 señala que los senadores habrían recibido RD$15 millones para engavetar la iniciativa.
En el 2000, Rafael -Fafa-Taveras responsabilizó a los empresarios de fomentar el soborno entre legisladores, señalando que para defender sus intereses "fomentan la corrupción en muchas instituciones del Estado". Se refería al proyecto de reforma tributaria, que sometió el gobierno del PRD, que alegadamente torpedeaba el empresariado nacional.
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Para 2002, con el proyecto de reforma constitucional, sometido por el entonces presidente Hipólito Mejía, la diputada Eulogia Familia denunció la "compra de conciencia", y acusó a Hernani Salazar, director de la Oficina Supervisora de Obras del Estado de portar el maletín, y hasta en la elección de Jesús Vásquez como presidente del Senado, Andrés Bautista denunció la supuesta utilización de recursos por parte de Salazar y Guido Gómez Mazara para favorecer a su contrario.
Proyecto para declarar a Juan Bosch "Símbolo anti corrupción"
Mientras continúa el escarceo por la denuncia de soborno, la Cámara de Diputados tiene en su agenda de hoy un proyecto de Ley presentado por Elso Segura, que busca declarar al Profesor Juan Bosch como "símbolo nacional contra la corrupción". Los diputados de todas la bancadas han deplorado la actitud de Segura, sugiriendo que él debió investigar primero en su condición de presidente de la comisión de ética.
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