domingo, 12 de octubre de 2008

Torre de Babel


12 de octubre de 2008

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POR JUAN TAVERAS HERNÁNDEZ
El PRD sigue sin encontrarse a sí mismo a pesar de los últimos fracasos electorales. Lejos de subir en la aceptación del pueblo, como debería ser dada la gravedad de la crisis económica, baja.

Sus dirigentes y militantes andan tras los cargos internos del partido el año próximo pensando en las elecciones congresuales y municipales que ya se disputan con garras.

Los precandidatos a la Presidencia de la República para el año 2012 se enfrentan igual que perros y gatos, como si las elecciones fueran en dos semanas, no dentro de cuatro años.

No parecen darse cuenta que hace apenas dos meses que el presidente Leonel Fernández asumió su segundo mandato. Y mientras ellos se desgarran maldiciéndose, gastando fortunas en una campaña electoral que promete ser la más larga de toda su historia, el país se derrumba.

El PRD es una “babel”, donde todos hablan al mismo tiempo un idioma distinto, sin disciplina ni orientación política, donde nadie hace silencio para escuchar a los demás.

En el PRD todos son jefes, todos tienen acciones corporativas. Todos son líderes. El “nuevo PRD” enfrentado al “viejo PRD”. Los organismos no funcionan ni tienen autoridad sobre los grupos.

Como en una selva, cada grupo marca y defiende su territorio con dientes y garras muy afiladas. El que no se agrupa puede morir en el combate. La lucha interna es encarnizada, a vida o muerte.

El líder y jefe del PRD, dice uno de sus principales dirigentes, “son los estatutos”. El PRD no tiene líder ni jefe. Tremendo disparate. De todos modos, ojalá así sea. Pero los estatutos del PRD son como la Constitución de la República, que nadie respeta.

El líder y jefe del PRD es el ex presidente Hipólito Mejía. Pero, por una razón u otra, que nadie entiende, no lo asume con la fuerza y la responsabilidad que lo caracteriza. Si lo hiciera, con la calidad política y moral que tiene, otro gallo cantaría.

En el PRD existe un vacío que sólo Hipólito Mejía puede llenar, le duela a quien le duela. Hipólito es el principal activo político del PRD. Pero sus compañeros, compadres y amigos quieren verlo preso, exiliado o muerto para que no vuelva a ser candidato.

Para ellos, Hipólito es bueno sentado en una mecedora en su casa de San Cristóbal o en Gurabo viendo sus mangos crecer, como un patriarca al que todos visitan. Como un padrino de la política. Después no sirve. Un jarrón de porcelana chino, muy fino y bonito, pero que nadie sabe donde ponerlo, como dice Felipe González.

Y mientras eso ocurre en el PRD, el gobierno va ganando terreno. Leonel Fernández crea la plataforma para mantenerse en el poder hasta que muera. Propósito que ya no oculta.

Grupos del PRD organizan actividades sobre la reforma constitucional, usurpando a la dirección del partido, que también discute el tema como si de verdad fuera importante.

Parecen niños atrapados en un juego de azar. Olvidan que el presidente Fernández, al introducir la reforma constitucional, dijo tener los votos suficientes. Ese mismo día el presidente del glorioso Senado dijo que la aprobación se haría “friendo y comiendo”. Ahora el Presidente pide tiempo. Con sus aliados de la Iglesia y del propio PRD, monta un circo para ganar tiempo. A ese juego se presta mucha gente en el PRD. Al juego del gobierno. Y mientras jugamos a la Constitucional que nadie respetará, la crisis económica nos rompe la nuca.

Los niveles de pobreza y marginalidad aumentan. A este país se lo está llevando el mismismo Diablo. No hay un chele en la calle. El Banco Central recoge los pesos donde que los encuentre. Hasta debajo de la cama. La deuda interna y externa cada vez mayor. Y eso, que aun la verdadera crisis no ha iniciado. En los próximos meses es que la cosa se pondrá dura. El presidente Fernández, se apoya en sus bocinas, curas, quintacolumnas del PRD, -bien pagadas-, que dirán que la culpa no es suya, sino de la situación internacional. Culparán a Estados Unidos. ¡Ya lo verán!

El problema de los dominicanos no es la reforma. Es el arroz y las habichuelas, el aceite y el pollo, la cerveza y el ron, el empleo, el transporte, la energía, etc. Eso es lo que le interesa al pueblo. Con la Constitución no se come, ni se va al supermercado.

Lo diré una vez más: Los jefes de grupos deben hacer una tregua y abandonar la pugna interna; parar la campaña electoral y el pugilato. Hacer un alto y penar en el PRD y en el país. De lo contrario, a Dios que reparta suerte.

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