POR JUAN TAVERAS HERNÁNDEZ
Un gran revuelo provocó mi columna del pasado domingo, “Torre de Babel”. Muchos me llamaron para externar su preocupación por las críticas a la dirección del Partido Revolucionario Dominicano. Aclaro que no busco hacerle daño. Por el contrario, considero que el PRD constituye hoy la única fuerza política capaz de impedir que el presidente Leonel Fernández se mantenga en el poder indefinidamente. No estoy en la nómina del gobierno ni de los candidatos a la nominación presidencial del PRD. Pienso que el PRD y el país están por encima de sus dirigentes. Me importa más el país que el PRD. Me importa más el PRD, que en enero cumplirá 70 años, que los aspirantes a la Presidencia dentro de él. El todo es más importante que una de sus partes.
No hace mucho, el ex presidente Hipólito Mejía escribió una carta que fue leída en una reunión de la Comisión Política. Mejía expresó su preocupación por la suerte del partido y exhortó a la unidad como única garantía de salvar a la más vieja organización política del país. La mayoría de los miembros de la Comisión Política vio con simpatía la comunicación de Hipólito. Los líderes de opinión también. Pero nada más. Nadie respondió. La carta, con todo y contenido se esfumó como agua entre los dedos. ¿Cómo es posible que el PRD no se reuniera para darle una merecida respuesta? ¿Cómo es que la Comisión Política no tuviera una sola palabra para oponerse o apoyar los planteamientos de un líder de la importancia de Hipólito Mejía? ¿Cómo es que Miguel Vargas –autoproclamado candidato presidencial del PRD- Luis Abinader, también aspirante a la nominación presidencial, entre otros, nada han dicho al respecto?
El presidente Leonel Fernández tiene razones de sobra para no referirse a las dos cartas que le ha enviado Hipólito Mejía en torno a los bancos quebrados. Pero el PRD no tiene ninguna para no responder la carta de Hipólito. Por el contrario, era una magnifica oportunidad para tratar la situación interna y detener la campaña a destiempo que divide y crea fricciones cuando el país atraviesa por una crisis de grandes proporciones, que puede detonar y llevarse de paro el sistema democrático.
En el PRD hay quienes creen que el gobierno mismo se hace oposición, que el deterioro de la imagen del presidente Fernández será estrepitoso. Parecen muchachos aferrados a un juguete que no funciona. El presidente Fernández, a pesar de la crisis, se recupera y acumula más poder. La nueva Constitución aumenta su poder. Si es aprobada –ya tiene los votos necesarios-, tendremos a un rey o faraón, no a un Presidente.
Es verdad que vivimos en crisis, que no hay dinero, que los productores están con el grito al Cielo, que el desempleo aumenta y las remesas disminuyen, que el valor real del peso ha descendido, que el costo de la vida aumenta, que la delincuencia no tiene limites, que el contrabando sube las escalinatas del Palacio Nacional; que el deterioro moral espanta; que el gobierno que apenas tiene dos meses parece tener cien años. Eso es verdad, pero el presidente Fernández jamás estará derrotado mientras tenga los poderes del Estado y los poderes fácticos bajo su control.
Los líderes del PRD necesitan entenderse. Hablando la gente se entiende. Hipólito Mejía, Orlando Jorge Mera –tal vez el más institucional de los institucionales del PRD- Ramón Alburquerque, Miguel Vargas Maldonado, Luis Abinader, Milagros Ortiz Bosch y Fello Suberví, entre otros, deben hacer una reunión para discutir la situación del PRD.
El PRD celebrará su convención para escoger a las nuevas autoridades el año próximo, junio o julio. Inmediatamente después seleccionará los candidatos a regidores, síndicos, diputados y senadores. ¡Faltan dos años! Las elecciones presidenciales serán –por si lo han olvidado- en el 2012. ¡Dentro de cuatro años! ¡Cuatro años!
El PRD no puede mantenerse en un letargo como el que se va a morir y no se muere, ni en esa lucha interna desgarradora durante cuatro años. Sería liquidar la única fuerza política capaz de neutralizar a Fernández, la única que puede sacarlo del poder.
Los jefes de grupos parecen obnubilados, como si la suerte del PRD y del país dependiera de ellos. Y no es así. Ellos no son más que instrumentos inconscientes del desarrollo de los acontecimientos. No se dan cuenta de que están enterrando su porvenir político, que están destruyendo al PRD, que están aniquilando la esperanza de la gente.
En vista de que el ex presidente Hipólito Mejía no quiere tomar el toro por los cuernos; ni ser jefe siendo jefe; ni ser líder siendo líder, debe utilizar su fuerza política y moral para sacar al PRD de la crisis interna. Su carta fue un primer paso. Falta otro más claro y contundente. A grandes crisis, grandes soluciones, Presidente.
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