SANTO DOMINGO.- El presidente Fernández intentó nuevamente forjar ilusiones en la ciudadanía durante la toma posesión para su nuevo mandato mediante un discurso caracterizado por cantos de sirena. Comparándolo con discursos pasados resultó ser una extraña mezcla de repeticiones, contradicciones e incoherencias.
Perdió la perspectiva de lo que debió ser un discurso solemne de sucesión y de si mismo, al asemejarlo a otras alocuciones y en el mejor de los casos, tal vez confundido por el escenario de la Asamblea Nacional, a una rendición de cuentas.
Siguió confundiendo el rol de un gobernante, de resolver problemas mediante decisiones y acciones, en lugar de dar explicaciones sobre sus causas. Y, sobre todo, perdió una excelente oportunidad de perfilar en detalle la revolución democrática de la que tanto ha hablado y necesita la nación dominicana.
Las informaciones dadas y los enfoques sobre la evolución y perspectivas de la economía internacional y sus repercusiones en la nacional parecieron estar escritos en una PC “frizada” a juzgar por las repeticiones y desfases.
Volvió a regodearse en el modelo económico seguido al adelantar el dato de un crecimiento de 7.5% durante el primer semestre del año obviando las preocupaciones al respecto de importantes sectores y la admisión de él mismo, en diciembre del 2005, cuando culpó al modelo de la poca repercusión social del crecimiento que el pesimismo ciudadano reflejaba en las encuestas en contraposición al optimismo de las cifras oficiales.
En este sentido omitió datos referentes a las distorsiones creadas por dicho modelo: (1) de favorecer el consumo de bienes importados al no referirse a la balanza comercial para analizar si las importaciones no petroleras siguen creciendo tanto como las petroleras; (2) al perfil rentista de la economía que se mantuvo, a juzgar por los valores en circulación emitidos en el Banco Central y (3) a la dependencia al endeudamiento público que ya debe aproximarse a los US$15,000 millones, 1,600 per cápita, 36.6% de cada dólar producido por los dominicanos.
Volvió a informar sobre supuestos superávits fiscales expresados en porcentajes del PBI, abstrayéndose que el informe sobre la economía publicado por su Secretaría de Hacienda al 8 de agosto informa un déficit de caja de RD$12,000 millones.
Citó que las tasas de interés habían descendido con relación al 2005, obviando que este mismo informe la situaba en un 24% lo que implica haberse prácticamente duplicado después de las elecciones.
Capitales
Repitió los aportes de los flujos de capitales externos a las reservas internacionales, pasando por alto que esos capitales generan repatriaciones de utilidades que terminan afectando la balanza de pagos y las reservas; como lo demuestra el hecho que de 1997 a la fecha el flujo ha sido negativo en cerca de US$2,000 millones.
Volvió a decir que las reservas internacionales brutas al 31/12/07 habían crecido; pero no dijo nada de las netas al presente, las que luego de deducir los pasivos de reservas conforme la metodología del Fondo Monetario Internacional (FMI), son prácticamente la mitad de las que mencionó, habiendo disminuido US$286 millones con relación a agosto del 2007 y 320 en lo que va del año.
Destacó la disminución de la tasa de cambio pero pasó por alto la retoma del deslizamiento alcista que se vienen observando en el presente, que sitúa la tasa por encima del 35 por 1, dos pesos superior a la vigente un año atrás.
Mencionó la superación de la crisis bancaria y la solvencia del sector financiero, cuando al día siguiente un informe publicado en la prensa nacional resaltaba los temores que el aumento de las tasas de interés auspiciado por su Banco Central impulsara una crisis en el sistema financiero.
Explicó admirablemente las causas de la especulación petrolera, obviando la incidencia de las expectativas de precios frecuentemente fomentada por el presidente Hugo Chávez en esa especulación, pero no precisó las medidas que tomará su gobierno para encarar sus efectos como corresponde a quienes gobiernan.
Y por demás, lo hizo una tanto tardío y desfasado habida cuenta el descenso del precio del petróleo a un ritmo de un dólar diario el barril al 16/08/08; que debió obligarlo a replantear, en lugar de promulgarlo, el presupuesto suplementario, financiado en sus dos terceras partes con fondos de PetroCaribe; propendiendo con ello a incrementar el déficit fiscal de por sí amenazado por la nueva expansión del gasto que el mismo contiene a pesar de proponerse en el marco de una austeridad que nuevamente no cumplirá.
La explicación, por demás, no tuvo en cuenta la recuperación del dólar y la nivelación de los precios de otros productos observada en los últimos días.
Volvió por los caminos de la modificación de las leyes monetarias, tres veces ya modificadas en lo que sí incluimos la incorporación del riesgo sistémico y la nunca justificada recapitalización del Banco Central, lo cual refleja y transmite inestabilidad institucional en un sector tan delicado como el bancario.
Luego de verse forzado de volver a mirar hacia los sectores primarios de la economía si recordamos su discurso de campaña en la que priorizaba la “economía del conocimiento”, las medidas anunciadas para fomentar la producción no garantizan el financiamiento a la agropecuaria mientras siga la tendencia alcista en la tasa de interés.
La clasificación “A” para los productores no ofrece ninguna garantía que los bancos colocarán recursos inmediatos en el sector pues los bonos para ello requerirá de un proyecto de ley que no se dispone.
Al presidente Fernández le ha resultado difícil, además, entender que los recursos de los fondos de pensiones no son propiedad del Estado ni de los administradores, sino de los cotizantes, por lo que deben ser invertidos segura y confiablemente para que no suceda lo mismo que a los cotizantes del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS), que han visto esfumarse las aportaciones que efectuaron luego de años de sacrificios.
Equidad
El presidente no trató con el detalle requerido el programa de siembras y suministros de insumos que los líderes del sector han solicitado, teniendo en cuenta la confirmación del titular de la Secretaría de Agricultura (SEA) y la respuesta de éste relativa a la espera de la ratificación de su funcionariado para iniciar acciones.
El Presidente emitió una peligrosa señal al ahorro nacional al anunciar que las cuentas depositadas en el Bagrícola pasarán al BanReservas para redimirse en cuatro años; lo cual implica la admisión que el Bagrícola carece de recursos para honrar a sus depositantes y la imposición de una especie de corralito que pueden servir de precedente a otros depósitos en entidades públicas.
Con ello, además, aumenta la exposición a pérdidas del BanReservas al no precisar las formas de compensación lo que puede afectar “la eficiencia en un mercado competitivo” a menos que la compensación proceda del Banco Central, lo cual, a su vez, serviría de emulación a otros bancos comerciales para exigir tratamientos similares en momentos en que el Presidente proclama la superación de la crisis bancaria.
En varias ocasiones del discurso el Presidente valoró la competitividad, pero siguió la línea de creer que ésta pueda lograrse con programas como los de incubación de empresas y cluster sin atacar los factores de fondo que la determinan: los impuestos, el servicio de energía y los sistemas de transporte vigentes en el país en comparación a los de países competitivos.
De los muchos impuestos y altas tasas, ni habló; ni siquiera para precisar las exenciones a la agricultura y al transporte que había anunciado en su discurso del mes anterior y que su administración se ha hecho la vista gorda en preparar las instrumentaciones legales y normativas de lugar.
De la energía, recorrió prácticamente el mismo camino de lo dicho 30 días atrás; agregando el complicado proyecto del cable submarino que transportaría energía desde Colombia cuya entrada en vigencia no se otea en el horizonte; mientras se quejó de decisiones de la pasada administración olvidándose que él ha validado las principales como la emisión de bonos soberanos para pagar la reestatización de las Edes.
Y del transporte volvió a reflejar su convicción de que se solucionará con infraestructuras: metro, túneles y elevados, sin atacar frontalmente los mono oligopolios establecidos en torno a rutas que se apropian los agremiados no obstante constituir un activo intangible creadas por el señoreaje del Estado, ni los problemas de organización del tránsito, precios de combustibles, horarios de focos generadores de transporte.
Todo indica que seguiremos con altos impuestos, con el peor servicio eléctrico del hemisferio occidental y con un pésimo sistema de transporte controlado por gremios en detrimento de la libre competencia. Así jamás seremos competitivos por más cluster e incubaciones, ni eventos ni seminarios, que se lleven a cabo.
El Presidente volvió a mencionar las construcciones viales a través del programa VIADOM anunciado en ocasiones anteriores incluso ante la Asamblea Nacional. Volvió a proponer una ley específica para la participación privada en proyectos públicos no obstante contener una ley que el promulgó, la 340-06, todo un capítulo referido a al régimen de concesiones; ley que el Codia, de paso, acaba de reconocer que no se cumple en un 80% con el mandato de licitar para otorgar contratos.
Volvió a citar la autopista del Coral que ya tiene desde años una ley específica para conseguir financiamiento a través de un rebuscado endeudamiento denominado “notas de infraestructura”.
Impresionados
En medio de ésta PC “frizada” la opinión pública quedó impresionada con el enorme listado de obras anunciadas por el presidente a pesar de que 30 días antes había proclamado el recorte dentro de un plan de austeridad que luce cada vez más lejos.
Por supuesto que la impresión fue favorable para sus adeptos mientras que otros interpretaron que se trataba de un espejismo destinado forjar ilusiones y a concitar esperanzas, aún cuando resulten finalmente vanas.
Otros nos preguntamos si las tantas reparaciones o reconstrucciones, como las aulas escolares que han impedido la apertura normal del año escolar, se han debido a la falta de mantenimiento preventivo o a la imprevisión.
La satisfacción que el presidente mostró en su discurso sobre con la seguridad social no guarda relación con los problemas que observa este sistema principalmente en torno al Seguro Familiar de Salud. No hay un día que la prensa no recoja una inconformidad o el surgimiento de un nuevo problema en cuanto a éste sistema.
Situar la receta única como paradigma de los problemas de salud refleja también un canto de sirena mientras se extienden los temores de privatización de los hospitales públicos y el tratamiento de enfermos VIP en el marco de la seguridad social.
De nada ha valido que el Foro Económico Mundial califique el país entre los 4 economías con peor servicio educativo para que el gobierno se replantee la eficiencia de sus programas educativos.
Tampoco sirvieron las lilas tan firmemente acumuladas en el río Ozama que sostenían el caminar de personas visiblemente notorias ante el paso de los dignatarios que nos visitaron, ni los nuevos desperdicios de las palmeras recientemente sembradas por el ayuntamiento del Distrito Nacional.
OPORTUNIDAD
Sospechábamos que ante la crisis que nos agobia, ante recientes anuncios formulados por el mandatario que aún no se han implementado y ante la posible presencia de presidentes latinoamericanos inscritos en la nueva oleada revolucionaria que ondea por la América morena, el presidente Fernández retomaría el tema de la Revolución Democrática.
Y así fue. Pero apenas mereció una mera mención en lugar de esbozar ideas más amplias al respecto; desaprovechando la oportunidad que le brindaba la solemnidad y trascendencia de iniciar un nuevo mandato que hubiera revestido de novedad a un gobierno que desde ya parece agotado.
Apenas se comprometió a promover un “gran consenso nacional” y a invitar “formalmente a los representantes de las distintas fuerzas políticas para… dejando de lado nuestras naturales discrepancias políticas….hagamos realidad el sueño de una Revolución Democrática” Pero ante el pandemónium dibujado y sus precedentes no bastan las intenciones.
Se requiere que el Presidente dé un paso más firme para este fin y recurra al mecanismo que él mismo ha creado mediante Decreto 13-05, el Consejo Económico y Social, para testimoniar la sinceridad y autenticidad de esas intenciones; y haga cumplir las disposiciones del artículo 3 del mismo que reconoce el Diálogo Nacional “como instancia…de concertación… conformada…por los partidos políticos…”.
Solo así se podrá adelantarse en la Revolución Democrática que tanto necesita el país para enfrentar nuestra pobreza incrementada como acaba de demostrar un reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y sobre lo que nos referiremos posteriormente.
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