viernes, 26 de septiembre de 2008

¿Un gobierno sin oposición?


26 de septiembre de 2008

www.elnacional.com.do


POR GUIDO GÓMEZ MAZARA
La oposición está anestesiada. Pocos hablan. Y no existe una correspondencia entre los padecimientos de la nación y el rol que deben ejercer los partidos. Como manifestación del divorcio que afecta a las organizaciones y su base social debo reconocer que los reclamos diseminados en una parte del territorio nacional obedecen al cansancio de núcleos ciudadanos y no a la articulación de ningún sector adverso a la actual administración.

El partido oficial ha desarrollado con bastante habilidad una enorme capacidad de penetrar los partidos y establecer relaciones primarias donde los favores e intercambios conducen al indecoroso pacto que, casi siempre, termina en una relación comercial muy ajena a la agenda que se presume norma los liderazgos nacionales.

En el seno del PLD existe una franja que articula con inteligencia las debilidades de algunos exponentes de nuestra clase política. Por eso, el silencio cómplice y una pasividad inexplicable en segmentos de la sociedad seducidos por la idea de que sus votos deben transferir la facultad a sus beneficiarios para que asuman el pliego de reclamos ciudadanos propios de una cultura democrática en los escenarios donde se toman las decisiones de poder.

Las dos expresiones partidarias llamadas a ejercer la oposición pierden demasiado tiempo en sus querellas internas y en el intento de acomodo para beneficiar sus cúpulas. Esos repartos y combinaciones tendentes a satisfacer el apetito de clanes específicos indigna los dirigentes medios y de base que comienzan a darse cuenta de los amarres de gente capaz de traficar con su sudor y acumular personalmente cuando utilizan empresas de terceros para conseguir contratas, aprovechan las compras gubernamentales para colocar sus beneficiarios y se reducen en procura de designaciones en organismos parlamentarios apelando a cuotas indecentes.

A los reformistas el PLD los reduce a porcentajes muy pequeños debido al establecimiento de un proceso de adquisición a cambio de decretos. Lo lamentable, es que los sectores llamados a reivindicar esos espacios propios del pensamiento conservador no poseen las herramientas para levantar ese partido y colocarlo en la ruta de una vuelta a los niveles de preferencias de años anteriores. Por el contrario, un sector que experimentó niveles de resistencia terminó aceptando el retorno de los arquitectos de su desmembramiento porque desde el oficialismo se juega al chantaje con auditorías reveladoras de excesos administrativos inexplicables.

En el PRD ocurre lo peor debido al alelamiento de un sector que comete el error de creer que los niveles de insatisfacción con la actual administración se traducen automáticamente en simpatías hacia el partido blanco. Aún peor: Dirigentes importantes trabajan más para su posicionamiento personal y no a favor de adecuar una maquinaria política que nos conduzca a la victoria.

A veces, uno corre el riesgo de ser percibido como cómplice. Ahora bien, uno no termina de explicarse como la agenda del PRD está ambientada de combinaciones truculentas para salir ganando algunos, aunque el partido pierda. No existe una visión de conjunto sobre la sociedad y la indispensable articulación de propuestas sensatas para atraer núcleos que están molestos con el PLD, pero no perciben un partido en capacidad de seducirlos y proyectar una vocación por los cambios sociales, económicos y políticos que quiere la nación.

El PLD no ha sido grande, es nuestra pequeñez que lo hace trascendente. Lo ideal es apostar a gente que no vea la política como un negocio ni invente constantemente artimañas revestida de programas partidarios para dar el último golpe antes de su salida indecorosa. Así tendremos una verdadera oposición y no tanta pasividad que nos conduzca a la sospecha.

ggomezmazara@hotmail.com

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