POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ
El artículo 61 de la Constitución que el Presidente de la República juró cumplir y hacer cumplir, dice: “Para el despacho de los asuntos de la administración pública, habrá las Secretarías de Estado que sean creadas por la ley. También podrán crearse por la ley las Subsecretarias de Estado que se consideren necesarias, y que actuarán bajo la subordinación y dependencia del Secretario de Estado correspondiente.”
Quiere decir, que la mayoría de los nombramientos de secretarios sin cartera, más los subsecretarios, realizados por el presidente Fernández son ilegales.
El PRD, como dice Emmanuel Esquea Guerrero, debe volver ante la Suprema Corte de Justicia con un recurso de inconstitucionalidad, sin importar que ocurra igual que con el préstamo de 130 millones de dólares a la Sun Land que fue engavetado por el presidente del ese organismo.
Cuando tomó posesión en el 2004, tras anunciar un plan de austeridad que contemplaba “reducir en no menos de un 20% el gasto del Estado”, criticó el uso indiscriminado de recursos públicos. (Historia patria).
“Hay muchos cargos públicos en exceso, creados mediante la tradicional práctica corrosiva de clientelismo o bien producto de las duplicidades de funciones dentro de nuestro aparato burocrático estatal. Esos serán suprimidos”, dijo. (Que nadie se ría).
“En el gobierno que hoy se inicia, ninguna institución gubernamental u organismo independiente está autorizado a realizar compras o transacciones que vayan más allá de lo estrictamente indispensable.” (Los zapatitos me aprietan, las medias me dan calor…).
“Nadie, absolutamente nadie, podrá utilizar los fondos públicos para la adquisición de nuevas yipetas, o para efectuar llamadas telefónicas, nacionales o internacionales, sin límites de tiempo”. (Mirar para arriba, mirar para abajo, mirar mi maestra con tanto trabajo).
“Los viáticos y las dietas tienen que ser disminuidos. Los gastos superfluos, eliminados.
Hay que suprimir aquellos cargos de subsecretarios de Estado no contemplados en la ley orgánica de la Secretaría de Estado correspondiente.” (Mi escuelita, mi escuelita, yo la quiero con amor, porque en ella, porque en ella, yo me aprendo la lección...).
Hizo todo lo que dijo que no haría. Es su estilo.
No hace dos meses que el mandatario le habló al país y prometió, por enésima vez, un riguroso plan de austeridad. Sin embargo el pasado 16 de agosto presentó un panorama distinto anunciando obras faraónicas que no podrán hacerse ni en veinte años. Acorde con la bonanza anunciada, comenzó un festival de nuevos nombramientos disfrazados con las “confirmaciones” de los antiguos funcionarios, un disparate jurídico porque no es necesario otro decreto.
Todos los nombramientos realizados por el Presidente de la República, que exceda lo que dice la ley orgánica de cada institución, y la propia Constitución, es ilegal.
El presidente ha nombrado casi 250 subsecretarios de estado, más de 160 subdirectores generales, decenas de embajadores adscritos a la cancillería, cientos de cónsules y de vicecónsules, etc. En la Secretaría de Deportes hay 16 o 18 subsecretarios, en la Juventud 12 o 14. Las botellas en las embajadas y consulados no se pueden contar. Igual que los asesores del Poder Ejecutivo y de las Secretarias de Estado. Un subsecretario tiene un sueldo que ronda los 50 mil pesos, sin contar que goza de un vehículo (jeepeta nueva de 8 o 12 cilindros), chófer, uno o varios militares para su seguridad y la de su familia, gastos de representación, celular sin limite de tiempo, etc. Un secretario de Estado sin cartera (inorgánico), tiene más nivel, como es de suponer. Por lo tanto, tiene mayores beneficios. Todo a costa de la pobreza de la mayoría de los ciudadanos.
Los tránsfugas y traidores han quedado al descubierto. Muchos ocupan cargos públicos con jugosos salarios. El apoyo a la reelección tenía un precio: el Presupuesto Nacional.
No había compromiso político, ideológico o patriótico. Ni siquiera en Haití, uno de los países de menor grado de institucionalidad y de mayor pobreza, se produce una situación similar. Somos la vergüenza del mundo.
El PRD, como el único partido de oposición, debe pasar de las palabras a los hechos. No es mala idea volver a la Suprema como sugiere Esquea Guerrero. Es tiempo de hacer oposición, no de fuegos artificiales.
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