POR JUAN TAVERAS HERNÁNDEZ
En una oficina pública una licenciada le preguntaba a la otra: -Oye, ¿es verdad que el gobierno tiene posibilidad de saber por quién va a votar todo el mundo?
- Yo no sé, pero dicen que sí- responde la otra licenciada.
Una secretaria que escucha, les comenta:
-Mi hermano mayor, que también trabaja en el gobierno, me dijo que no inventara, que el PLD tiene la forma de saber qué cara marca cada quién en la mesa electoral. Quiere decir que el que no quiera perder su empleo que vote morado. porque el que vote de otro color se jodió.
Si esa conversación se produce en una oficina pública entre dos licenciadas y una secretaria, gente a la que debemos suponerle formación académica importante, ¿qué puede estar pasando en los barrios y campos poblados por ciudadanos que no saben leer ni escribir, desempleados y chiriperos, amas que casa que reciben los 500 pesos de la tarjeta Solidaridad o cualquier otra “ayuda” del gobierno?
Esa política de terror hacia los votantes que reciben subsidios o tienen empleos públicos debió ser rechazada por los partidos de oposición, la sociedad civil, los medios de comunicación y la propia Junta Central Electoral. Es una línea política propia de regimenes dictatoriales.
Hay que decirle a la gente que no es cierto que el gobierno pueda determinar por quien vota cada quién.
El voto es secreto. Así lo determina la Constitución de la República; así lo dice la Ley Electoral; así está consignado en todos los países democráticos. Ni siquiera en los países desarrollados, donde el voto es electrónico o computarizado, es posible saber por quién vota o votará un ciudadano. Para eso habría que colocar una cámara de filmación en cada una de las mesas, como las que existen en los cajeros de los bancos. Y eso es imposible, por el costo, y porque la JCE no lo permitirá ni los partidos opositores.
El PLD no acciona solo. La oposición está dispuesta a defender, por las buenas o por las malas, el derecho al voto, universal y secreto, como lo dice la Constitución de la República.
La JCE, organismo en el que confío porque ha mostrado interés en organizar elecciones transparentes y correctas, ha colocado en los medios de comunicación de masas una campaña que me parece adecuada. Es la que dice: ¡YO DECIDO!
Los ciudadanos tienen que hacer conciencia de su poder el día de las elecciones, el poder que les da su voto. El 16 de mayo, en la mañana o en la tarde, cuando usted se meta en la cabina, solo, con la boleta en las manos y un creyón para marcar la cara del candidato de su preferencia, usted tiene el poder, usted decide.
Es verdad, cada dominicano y dominicana con edad de votar, tiene el poder de decidir si quiere más de lo mismo o quiere un cambio.
Ese día usted decide, como dice la campaña de la JCE.
No importa si usted es beneficiario de la tarjeta solidaridad o de cualquier otra expresión de “ayuda” económica; no importa si usted es empleado público, si es guardia o policía, ese dinero no sale de los bolsillos del presidente Fernández, ni de ningún funcionario o dirigente del PLD, es dinero del Estado, es decir, dinero suyo, dinero del pueblo, dinero proveniente del pago de nuestros impuestos. No hay que agradecerle a nadie. Por eso, cuando usted esté frente a la urna, que esta vez será transparente para evitar ciertos tipos de fraudes, usted decide, usted tiene el poder, en sus manos está el destino del país.
En las manos de todos está el futuro nuestro y de nuestros hijos. Mientras no exista otro método mejor, votar es derecho y al mismo tiempo deber. Vamos a reclamar nuestro derecho al voto universal y secreto. Y después, estemos listos para defender la expresión mayoritaria en las urnas, la voluntad popular.
El 16 de mayo el poder no lo tiene Leonel Fernández a pesar de ser el Presidente de la República; ni lo tiene Jorge Subero Isa, presidente de la Suprema Corte de Justicia, ni el Secretario de las Fuerzas Armadas o el jefe de la Policía Nacional; ni lo tiene el jefe del Senado. Ni siquiera la JCE tiene el poder. El 16 de mayo el poder, lo tiene usted, nadie más. Usted, por humilde que sea, por rico o poderoso que sea; usted tiene el poder. El voto de un pobre vale igual que el voto de un rico. El voto del presidente Fernández es igual, vale lo mismo para los fines de lugar, que el voto de un barrendero o limpiabotas. La ley no discrimina.
Usted decide, usted manda, usted tiene el poder. ¡Ejérzalo!
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