POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ
¿Qué recuerda usted del gobierno de Hipólito Mejía?
Yo recuerdo los afanes y desvelos de Mejía para que la Ley de Seguridad Social, estancada durante décadas, se aprobara, lo cual constituye una obra fundamental, tal vez la más importante en términos sociales, de la pasada gestión.
Los éxitos o fracasos de un gobierno no pueden medirse en función de obras hechas sin tomar en cuenta las necesidades de la gente a la que se supone deben servirle las autoridades.
El progreso de un pueblo no está determinado por obras faraónicas para deslumbrar en tiempos de elecciones, mientras no hay empleo mientras la gente se muere de hambre, mientras faltan escuelas y hospitales. El progreso es eso, educación, empleo, salud, seguridad social y seguridad ciudadana, es vivienda y alimentación.
Es por eso que el presidente Mejía se ocupó de las obras que necesitan los pueblos, no de las obras que a él le hubiera gustado levantar. Si la consigna es “Primero la Gente”, lo lógico era comenzar descentralizando el Presupuesto y llevando los recursos a cada rincón, como en efecto se hizo. Las obras son grandes o pequeñas en función de las necesidades de los pueblos.
Los dos primeros años del gobierno de Hipólito Mejía fueron buenos. Así es dentro del dentro del marco de lo posible, no de lo ideal. Las cosas iban bien hasta que un grupo de terroristas atacaron el centro mundial de comercio en Estados Unidos y derribaron las torres gemelas de Nueva York. Lo que se desató entonces fue la del demonio, en particular para nuestro país, que vio como el turismo y las remesas bajaron drásticamente. Más de dos mil millones de dólares en pérdidas para nuestro país. A ese fenómeno le siguió el aumento del barril de petróleo en el mercado internacional. Y como si todo eso fuera poco, llegó la quiebra fraudulenta de tres bancos privados, incluyendo uno de los más grandes, el Banintel, que le costó al país más del 20% de su Producto Bruto Interno, esto es, más de cien mil millones de dólares.
Había que tener decisión y coraje para tomar las medidas que ejecutó el presidente Mejía a sabiendas de que pagaría un precio político muy alto por ello. Mientras desde la oposición el hoy presidente Fernández conspiraba contra la economía y se unía a los que desfalcaron al Estado, Hipólito actuaba como un jefe de Estado colocando los intereses del país por encima de cualquier otro interés mezquino o espurio.
¿Qué obra recuerdo de ese gobierno del PRD? Que el presidente Mejía salvó el sistema financiero, que salvó la banca, que salvó los ahorros de cientos de miles de ahorristas devolviéndoles el dinero. Incluso devolvió los millones que tenía depositados en Baninter la Fundación Global del presidente Fernández. Esa fue una obra grande y valiente. Si en este país no se produjo un corralito parecido al de Argentina, que era lo que buscaba la oposición, si aquí no se produjo un derramamiento de sangre espantoso, se debió a la actitud seria y responsable del presidente Mejía.
Él sometió a la Justicia y envió a la cárcel a los responsables de la quiebra, que si hoy están en libertad se debe a la protección que reciben desde el Palacio Nacional. ¿Lo olvidaron aquellos que preguntan si la gente recuerda alguna obra importante del gobierno pasado?
La historia se escribe con hechos, no con consignas de campañas electorales sucias y rastreras. No hubo municipio donde el gobierno no construyera o reparara una escuela, una clínica rural, un hospital, un complejo deportivo, un acueducto o un complejo habitacional para gente humilde.
Si saliéramos por los pueblos y le preguntáramos, ¿quién construyó esta o aquella obra, grande o pequeña, quien hizo las calles, las carreteras o los caminos vecinales? Una parte de la gente responderá: ¡Balaguer!, la otra parte dirá, ¡Hipólito! Porque ningún presidente, ni siquiera Balaguer, hizo más obras en todo el país que Hipólito Mejía. Solo en materia de viviendas Mejía, apoyado por el trabajo de Miguel Vargas, terminó su mandato con más de 320 mil soluciones habitaciones.
Si realizáramos una comparación, institución por institución, área por área, incluyendo el área económica, estoy seguro, absolutamente seguro, de que el gobierno de Hipólito, a pesar de los elementos exógenos y endógenos que afectaron su mandato el último año sobretodo, le ganaría por mucho a este gobiernito de Leonel Fernández que ha gastado cientos de miles de millones de pesos en nada. Y que conste, Hipólito el presupuesto de su último año de gobierno fue de apenas 180 mil millones de pesos, 120 millones de pesos menos que el actual presupuesto de Leonel que sobrepasa los 300 mil millones
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