POR JUAN TAVERAS HERNÁNDEZ
La Reforma Constitucional presentada por el presidente Leonel Fernández tiene aspectos dudosos e intranquilizantes que deben ser ponderados por todos los sectores antes de ser aprobada, porque una cosa fue lo acordado por la comisión redactora y otra la que se presentó ante el Congreso.
Al dirigente del PRD y destacado abogado Enmanuel Esquea Guerrero le preocupan elementos fundamentales, como la posibilidad de un fraude o engaño a la población contenido en el artículo 104 que permite la posibilidad de dos mandatos consecutivos, un intervalo, y luego poder volver al Palacio Nacional.
“El Presidente de la República será elegido cada cuatro años por voto directo. Podrá optar por un segundo período constitucional consecutivo, así como luego del intervalo de un mandato presidencial diferente”, dice el proyecto.
Más de un virtual candidato presidencial de la oposición ve con buenos ojos ese artículo; no porque elimina el “jamás”, sino porque deja a Fernández fuera de la competencia electoral para el 2012.
Parten del supuesto de que en el PLD no hay una figura con el liderazgo y la fuerza de Fernández. Descartan que Danilo Medina, Jaime David Fernández Mirabal, Francisco Javier García, Margarita Cedeño y Minou Tavárez Mirabal, entre otros, tengan la posibilidad de ganar unas elecciones.
Sin embargo, no es tan simple. Aunque parece que el gobierno tiene un siglo, apenas comienza. Al presidente Fernández le quedan cuatro años en el gobierno, tiempo suficiente para repuntar su imagen deteriorada y para preparar algún títere o lacayo de esos que andan por ahí con pantalones o con faldas, si fuese necesario.
El poder no se regala. Y como dicen los gordos “Abigaíles”, “es mejor arriba con presión que abajo con depresión.” ¿Quién dice que Fernández le dejará el poder a nadie de su partido o al PRD como si se tratara de una herencia? Me inscribo en el grupo que piensa que Fernández hará hasta lo imposible por mantenerse en el poder aun sea tras las cortinas del Palacio Nacional.
Recordemos que las leyes no tienen carácter retroactivo a no ser para favorecer al reo. Significa que si una ley tipifica un delito o crimen y el imputado es condenado a la pena máxima, digamos 20 años, y luego esa ley baja la condena a 12 años, el preso saldría beneficiado. La nueva ley lo favorece. Pero de igual modo si la ley endurece la sanción, el recluso no sale perjudicado. No se le puede imponer otra sanción mayor. La ley no tiene efecto retroactivo.
La Constitución, en cambio, tiene efecto para lo inmediato. Tras completar el protocolo de rigor, adquiere el carácter de ejecución inmediata.
¿Quién impedirá que Leonel Fernández, dependiendo de las circunstancias, no sea candidato en el 2012 si la Constitución no se lo prohíbe?
Supongamos que el presidente Fernández se impone en las elecciones del 2010 como lo hizo en las del 2006 y en las del 2008, a “papeletazos”, y se siente con fuerzas ¿quién se opondrá con la Constitución en las manos? Así como compró las elecciones presidenciales pasadas, intentará comprar cuantas haya que comprar.
No olvidemos que todo aquello que la ley no prohíbe está permitido.
El presidente Fernández puede argumentar que fue elegido con la Constitución del 2002 que modificó Hipólito Mejía y el “nunca jamás”. Y que ese artículo 49 fue modificado estableciendo el intervalo después de dos victorias seguidas. Ese problema podemos evitarlo incluyendo otro “transitorio” en la Constitución.
Ese artículo transitorio debe establecer que “el actual presidente de la República, doctor Leonel Antonio Fernández Reyna, no podrá presentarse como candidato en las elecciones presidenciales del 2012, en virtud de que ya ha sido elegido en dos ocasiones consecutivas.”
Siempre es mejor prever que tener que lamentar. Si el PRD deja su guerrilla interna y se aboca a trabajar en lo que tiene que trabajar para convertirse en un partido con sus fuerzas unidas, buscando atraerse a los elementos de la sociedad civil podrá impedir que le metan gato por liebre.
Pero si continúa desgastándose en chismes de comadres, en intereses particulares o de grupos, perderá la confianza de la gente que hoy está abrumada por la falta de esperanza. En las manos del PRD está el futuro de la democracia, no del país.
La historia enseña que los pueblos siempre le encuentran salida a las crisis. Si no es el PRD será otro. Así como este país parió de la nada a Francis Caamaño, parirá otro dirigente cuando sea necesario, que es ya. La historia no espera. Ojalá que, como advirtiera Peña Gómez, otro líder parido por este pueblo, el PRD no llegue tarde a la nueva cita con la historia.
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