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Y es que la dualidad de decretos, nombramientos, confirmaciones o traslados en la administración pública en Santiago ha creado una situación sin precedentes en el país.
En la fiscalía de Santiago fue nombrado mediante decreto al licenciado Henry Cerda e incluso fue juramentado, pero luego se echó hacia atrás y se ratificó al incumbente, Raúl Martínez.
Por igual sucedió en la oficina de prensa de la Presidencia con asiento aquí, donde se produjo dos designaciones, la del periodista Randy Ortiz y del locutor Grey Núñez.
Lo mismo se ha dado en las designaciones de la administración de EDENORTE, donde han llegado dos decretos, uno nombrando al señor Camilo Bermúdez y otro que ratifica al incumbente de esa posición, ing. Félix Tavarez.
¡Que doloroso es todo esto!
Es una lucha política y grupal que toma ribetes peligrosos, porque le dobla el pulso a la máxima autoridad del país, el Presidente de la República.
Se refleja que son grupos, funcionarios o empleomanía particular a la persona política del Presidente de la República, doctor Leonel Fernández.
Y esto no solo se está dando en Santiago. En cada municipio y provincia se refleja la prepotencia de dirigentes y funcionarios peledeístas de no acatar las disposiciones del Poder Ejecutivo para nombramientos, confirmaciones o traslados en la administración pública.
Esta situación se ha convertido en un foco perturbador y destructor del respeto de la institucionalidad gubernamental, la cual además, vive maltrecha por el nepotismo y parasitismo que han caracterizado a los regímenes dominicanos, más la corrupción que está haciendo vida en toda la nación.
Los nombramientos no deberían ser objetivo para satisfacer vanidades particulares o ambiciones grupales y continuistas, que no se compadecen con la alta investidura y objetivo de bien que siempre ha vendido el Presidente de la República.
Los dirigentes del PLD en el Gobierno cada día nos retrotraen a épocas pasadas y superadas. Se quedaron truncadas las promesas de aplicar nuevas ideas a la vida pública nacional, y romper con las arcaicas concepciones que ven la vida pública, el gobierno y todo el aparato estatal como legado del pasado.
Lo que está pasando en el Gobierno no conviene al país. La situación se torna más crítica cuando no se observan desde el Gobierno medidas urgentes que tengan como meta la implementación de una política de pleno empleo, la redistribución del ingreso monetario y del ingreso real, etc.
Recuerden señores del PLD que el Poder no es patrimonio de una familia, de una persona ni de un partido, es patrimonio de todo el pueblo dominicano.
No se despojen del buen juicio y la sensatez. Despójense de la mentalidad del pasado. Dejen atrás las bellaquerías, las trapisondas; respeten los decretos presidenciales, debidamente rubricados por el ciudadano Presidente de la República.
¿Es que su misión ha sido solo llegar al Palacio Nacional?
¿No querían el Poder, el gobierno, para lograr compensaciones no personales, sino patrióticas?
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