Los sermones de mayor audiencia durante los días finales de Semana Santa estuvieron dirigidos por obispos y sacerdotes católicos contra la clase política y notoriamente contra el gobierno.
Fue así como los feligreses escucharon censuras que van desde la dirigida al informe oficial sobre el desagüe de la presa de Taveras hasta “la entrega de pollos, tarjetas futuristas y el uso de recursos del Estado” en la campaña electoral.
Se censuró con la misma vehemencia la construcción del Metro, que “nos crucifica, pues se ha llevado nuestros presupuestos de educación, salud, seguridad ciudadana y bienestar común, agua, vivienda y comida”.
En Santiago, el presidente de la Conferencia del Episcopado, monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, criticó el informe oficial sobre el desagüe de la presa de Taveras y pidió que se establezcan responsabilidades “para que no ocurra otro desastre en Santiago y la Línea Noroeste”.
El obispo de La Vega, monseñor Antonio Camilo González, comparó a los políticos dominicanos con Judas, el discípulo que vendió a Cristo por 30 monedas de plata, y calificó de vergonzante la forma en que se utilizan los recursos del pueblo para comprar dirigentes políticos y venderse.
De la Rosa
El arzobispo de Santiago dijo que “no importan los informes” y que si hubiese dado un manejo adecuado al desagüe de Taveras no se hubiese producido más de 50 muertes.
De la Rosa y Carpio habló ante miles de católicos que se congregaron en la parte frontal del arzobispado de Santiago, tras finalizar el Vía crucis el Viernes Santo.
“El año que viene yo no quisiera frente a la tumba de Cristo tener que mencionar a los muertos de otro desastre”, expresó.
Camilo González
El obispo de La Vega consideró denigrante, feo y penoso para la sociedad dominicana la presencia tan destacada del dinero en la campaña electoral.
Durante la misa de Miércoles Santo que encabezó en la Catedral Inmaculada Concepción, monseñor Camilo González deploró que ya no es con voto que todos los partidos del país quieren ganar las próximas elecciones presidenciales, sino con dinero.
“Es penoso y vergonzoso que se compre y se venda gente y que la gente se deje comprar, eso es vergonzoso. Es como sabemos, el ombligo que todo el mundo lo tiene, pero no es para uno andar enseñando el ombligo porque eso es bastante feo”, aseveró.
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