miércoles, 2 de enero de 2008

El PRD a las calles




POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ
Sin haber hecho grandes cosas, el Partido Revolucionario Dominicano se encuentra en una posición cómoda que lo coloca cerca de volver al poder en agosto de este 2008.

Sin embargo, estar cerca no es llegar. Hay que ganar las elecciones del 16 de mayo, en primera vuelta, o en la segunda vuelta. La cuestión es ganar para iniciar los cambios y transformaciones que demanda la sociedad.

Y hay que librar grandes jornadas de lucha en los pueblos y en los campos, en el monte y en el llano, en las grandes ciudades y en las pequeñas, en los sindicatos y en los clubes, en los liceos secundarios y en las universidades, en fin, donde se encuentre un dominicano o dominicana en capacidad de votar. El PRD tiene que estar presente, con su candidato, con su bandera, con su jacho encendido, con su líder histórico, Peña Gómez, y con su historia, de la que no hay por qué avergonzarse.

Ganar las elecciones no es tarea del candidato presidencial ni de los dirigentes del Comité Político o del CEN, es de todos los militantes y simpatizantes. Hay que soltar otra vez los caballos y las yeguas del PRD.

Es ahora cuando la campaña adquiere carácter, cuando comienzan a separarse los hombres y las mujeres de los muchachos y las muchachas.

Soy de los que piensa que el equipo de campaña de Miguel Vargas debe ser reestructurado, sumarle otras figuras de renombre y de experiencia que formen un anillo ético y moral alrededor del candidato. Pocas veces como ahora el PRD ha estado unido. Doña Milagros Ortiz Bosch, que se mantuvo ausente durante unos meses, está entregada al trabajo en el Distrito Nacional, donde el PRD estuvo abajo del PLD hasta por quince puntos. Hoy las cosas son distintas gracias a la dedicación de esa dirigente histórica. Y junto con ella decenas de dirigentes y militantes visitando todas las regiones para garantizar la unidad.

Lo mismo ocurre con el ex presidente Hipólito Mejía, con Fello Suberví Bonilla, Enmanuel Esquea Guerrero, Chú Vásquez y todos los dirigentes nacionales.

Nadie, ningún dirigente, militante o simpatizante del PRD tienen excusas para quedarse en su casa sentado viendo como se desarrollan los acontecimientos en estos momentos cruciales para el partido y para el país.

Los tiempos de las querellas y los resabios pasaron. Terminaron con el año terrible que acaba de concluir. Ahora es tiempo de unidad.

Miguel Vargas tendrá que adoptar una posición más crítica frente al gobierno, más dura y sistemática. Salir a las calles a dirigir sus tropas. Las decisiones trascendentes deben estar en sus manos, al igual que la elaboración de la táctica y la estrategia de campaña.

Miguel debe estar en todas partes, orientando a la gente, exponiendo sus ideas, explicando su plan de gobierno una y otra vez, hasta el cansancio si fuera necesario.

Miguel Vargas en manga de camisa, dándose un chapuzón de pueblo desde ahora hasta el 16 de mayo, sin parar, 24 horas, de día y de noche, de lunes a lunes. Sin tregua.

Arrebatarle el poder al grupo de Palacio no será como quitarle un caramelo a un niño. Será una tarea difícil y peligrosa.

El grupo de Palacio da para cualquier cosa, porque para ellos, lo han dicho muchas veces, “el fin justifica los medios”.

Y ese grupo tiene muchos recursos económicos, dinero del pueblo. Todos esos recursos estarán al servicio de la reelección.

Pero además, ese grupo de Palacio usará los poderes fácticos de los que dispone.

Que nadie olvide lo que pasó durante las elecciones congresuales y municipales, donde se gastaron más de cinco mil millones de pesos.

Solo un PRD unido alrededor de su candidato y de sus propuestas, puede arrebatarle el poder al grupo de Palacio, que hace planes para no aceptar la derrota, desconociendo la voluntad popular.

En el PRD se impone una línea de masas desde hoy hasta sacar del Palacio Nacional, mediante elecciones libres y transparentes al presidente Leonel Fernández y su camarilla.

No tengo ninguna duda de la posibilidad de la victoria del PRD.

El gobierno del presidente Fernández ha sido un desastre en todos los sentidos. Nada justifica la reelección. Reelegir al presidente Fernández es reelegir a todos sus funcionarios, es reelegir el hambre y la miseria, es reelegir la corrupción y las violaciones a la Constitución y las leyes. El PRD puede detener el metro de la reelección. Pero un PRD tirado a la calle, no un PRD dormido.

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