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Salió de su casa después de cumplir algunos compromisos propios de sus funciones y desde entonces nadie lo ha visto.
Sus compañeros, amigos y relacionados estamos muy preocupados por su ausencia. He preguntado por él en distintos lugares, pero nadie sabe darme respuesta.
He visitado todos los locales del partido, les he preguntado a compañeros y compañeras. Nadie sabe su paradero. Sencillamente desapareció. Como si la tierra se lo hubiera tragado.
Enciendo la radio para escuchar su voz. ¡Nada! Llamé al Gobierno de la Mañana y al Gobierno de la Tarde. ¡Nada! En la Z-101 nadie lo ha escuchado en meses. En el periódico El Nacional no lo han visto. En el diario donde solía escribir su columna dicen que no saben nada. ¡Se esfumó!
En los canales de televisión nadie lo ha visto. Me temo que lo han secuestrado. Lo extraño es, sin embargo, que nadie ha llamado para pedir rescate. Me temo lo peor. La inseguridad ciudadana es grande. Pienso en un accidente, en un atraco.
Llamé a los hospitales; visité destacamentos. Investigué en el Departamento Nacional de Investigaciones (DNI). En el J-2 un general me dijo que no me preocupara, que a lo mejor está de viaje. Le dije que era imposible, porque su nombre no aparece en las listas de vuelos. En Migración dijeron que no ha pasado por los aeropuertos. En A A (En yola. Agua por arriba y agua por abajo) es imposible que se haya ido. No está en un hotel esperando que pase el temporal.
No está muerto. Hombres tan grandes y tan fuertes, no mueren de la noche a la mañana. Habría sido noticia de primera plana. El corazón me dice que está vivo.
Alguien debió secuestrarlo. Alguien lo tiene atado de pies y manos. Alguien muy cruel y perverso lo amordaza. Un hombre de compromiso, que le gusta hablar en la radio y la televisión; escribir en los periódicos, no puede desaparecer así. ¡No!
El rapto es la única forma de hacerlo guardar silencio ante lo que está pasando.
¿Dónde está el ex presidente del Partido Revolucionario Dominicano, ingeniero Ramón Alburquerque? El PRD se rompe en mil pedazos. La convención fue un fraude. Guido Gómez y Toni Peña están en pie de guerra. Y Ramón Alburquerque desaparecido. Doy lo que sea, pago lo que no tengo por saber el paradero de Alburquerque. ¡Lo juro por mi santa madre muerta!
¡Que alguien me diga dónde está Ramón Alburquerque!
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