No hace mucho, un empresario de la construcción que le debe su fama y su fortuna al presidente Leonel Fernández, me preguntó las razones por las cuales he mantenido una posición tan critica contra el gobierno. Esta es, más o menos, mi respuesta:
Conocí a Leonel en los años en que me desempañaba como reportero de El Nuevo Diario, año 1983, cuando dejé la Dirección de Prensa de Radiotelevisión Dominicana. Leonel era director de prensa o de asuntos internacionales del PLD, y solía ir al diario a llevar sus notas de prensa o sus artículos. Mi compañera de esos años era su alumna en la Escuela de Comunicación de la UASD. Ella y sus compañeras lo llamaban “Papucho”.
Era delgado, afable, respetuoso, e inspiraba confianza. Me simpatizaba aquel muchacho con ideas frescas dentro de un partido del sistema. Su pasión por el baloncesto nos unió un poco más.
Recuerdo cuanta alegría me provocó su escogencia como candidato a la Vicepresidencia acompañando a Juan Bosch. Más contento me puse cuando ganó las primarias y se convirtió en el candidato del PLD venciendo a viejos robles como Euclides Gutiérrez Félix y el difunto Norge Botello. Nos encontramos en El Conde y conversamos sobre su triunfo. Esa misma noche nos reunimos en la casa de Roberto Santana. Lo acompañaba Mamá Gladys (Gutiérrez), Diandino Peña, que esa noche tocó la guitarra y cantó, y Félix Bautista, que no había terminado sus estudios, y le servia de chofer, si mal no recuerdo. Días después, mi ex compañero de la Línea Roja del 14 de Junio, “El Chinito” (Manuel Almánzar), actual cónsul en Miami, me llevó a su oficina para una larga entrevista que fue publicada en las páginas centrales de El Nacional. Después de esa amena conversación, le hice algunas recordaciones sobre el manejo posterior con la prensa y los reporteros.
Mi relación con Leonel era mejor y más estrecha que la que tenía con Hipólito Mejía, a quien sólo ha había tratado profesionalmente.
Durante la campaña, el joven candidato visitó al presidente Balaguer. A su salida declara que no se habló de política ni trató el tema de una eventual alianza porque el Partido Reformista tenía su candidato que era Jacinto Peynado. Era mentira. Meses después, el propio Leonel Fernández dijo a la prensa que en ese encuentro pactó una alianza con Balaguer en segunda vuelta, lo que explicaba la actitud repulsiva de Balaguer frente al pobre Peynado. Y lo que es peor, hizo un acuerdo racista para cerrarle el paso a un hombre bueno como Peña Gómez, que merecía ser presidente de la República. Eso, no lo tolero.
El Leonel que conocí no es el Leonel que hoy gobierna el país.
No puedo perdonarle que siendo joven, abogado, profesor de una universidad donde las ideas revolucionarias sirvieron para formar a muchos, se convirtiera en “servidor de pasado en copa nueva”, que cambiara a Bosch por Balaguer, que descendiera hasta idolatrar a un personaje funesto como Vincho Castillo; que se colocara al lado de los que quebraron los bancos y casi quiebran al país; que no haya tocado las estructuras de poder ni a los dueños del país que durante más de 200 años han controlado las riquezas; que no haya dado la espalda a los pobres de la nación.
El fundador del PLD combatió como nadie la corrupción y el tráfico de influencias. Sin embargo, los gobiernos del PLD han sido los más corruptos. El propio Leonel hablaba desde la oposición de que la corrupción se llevaba el 30% del presupuesto nacional a través del grado a grado y otros métodos. No obstante, los gobiernos del PLD han sido los más corruptos de la historia republicana.
El narcotráfico nunca fue como ahora. La delincuencia y la criminalidad no alcanzaron el nivel de hoy día, a tal punto que nadie se siente seguro. Hay quienes hablan de un narco estado. Se dice que el caso Quirino se llevará a muchos funcionarios. Se dice que en el caso Paya los responsables no han sido tocados a pesar de que la Embajada de Estados Unidos reclama que sean sometidos a la Justicia los autores intelectuales, los dueños de la droga y del dinero, que nadie sabe donde están. Leonel dejará un país en ruinas, no sólo económica, sino moral, que es lo peor.
¿Por qué soy tan crítico con el presidente Fernández? Porque pudiendo hacerlo bien, lo ha hecho mal; porque pudiendo ser un buen presidente, ha sido un mal presidente. En lo personal, me siento profundamente decepcionado, estafado. Los alumnos de Bosch, los intachables, los dueños de la verdad histórica, los que prometieron acabar con la corrupción y el tráfico de influencias, los que aseguraron que servirían al partido para servir al pueblo, han hecho todo lo contrario, de la mano de Leonel Fernández.
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