El criterio fue exteriorizado por la autoridad eclesiástica esta mañana, al pronunciar la homilía en la misa celebrada en la iglesia Nuestra Señora de la Altagracia, al celebrarse hoy su día.
Ante miles de feligreses que desbordaron la capacidad de ese templo religioso, monseñor Reynoso dijo que esas acciones negativas, unidas a otras no menos importantes, “dejan una secuela de dolor, sufrimiento y luto por doquier, fruto de una inadecuada distribución de los bienes y de las oportunidades de trabajo”.
Sin embargo, consideró que la presencia multitudinaria en dicha misa “es un testimonio de nuestra fe, cariño y aprecio a la Virgen de la Altagracia y una manifestación pública de nuestra confianza en su poderosa intercesión por nosotros, nuestras familias y nuestro pueblo”.
Dijo que la Virgen de la Altagracia invita a los dominicanos a mirar el pasado con gratitud, el presente con entusiasmo y admiración y el futuro lleno de ilusión y esperanza.
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