domingo, 11 de mayo de 2008

A los observadores electorales

11 de mayo de 2008

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POR JUAN TAVERAS HERNÁNDEZ
En realidad, las elecciones de este 16 de mayo debieron haber sido suspendidas hasta nuevo aviso, hasta que fueran creadas las condiciones para unas elecciones limpias, democráticas, donde estén dadas todas las garantías constitucionales que permitan que la gente acuda a las urnas sin presiones ni chantajes políticos; una elecciones donde se pueda competir en igualdad de condiciones.
En realidad, los partidos de oposición, junto a las organizaciones populares, como los sindicatos, asociaciones de profesionales, las iglesias, sociedad civil…, debieron parar el curso del proceso viciado y corrompido por el gobierno del presidente Fernández.
En realidad, la oposición debió unirse el año pasado cuando el gobierno comenzó a comprar lo que antes decía que no servía, cuando comenzó a convertir el Palacio Nacional en algo parecido al vertedero Duquesa. Debió unirse en torno a un solo punto: Igualdad de condiciones en la contienda electoral. Es decir, no al uso de los recursos del Estado para subsidiar la reelección, para comprar la opinión pública y convertir a la prensa en una bocina, y a los periodistas en simples velloneras. No a la compra de dirigentes y militantes de oposición, no al uso de la Fuerzas Armadas y la Policía.
La oposición debió llevar al gobierno del PLD “a su propia legalidad”.política y moral, como se lo exigió el profesor Juan Bosch al doctor Joaquín Balaguer hace muchos años.
El gobierno se planteó destruir a la segunda fuerza política opositora. De un 20% que más o menos tenía el Partido Reformista y su candidato Amable Aristy Castro lo redujo a sólo un 5 o 6 por ciento comprándoles a sus principales dirigentes y militantes ante la mirada de todos. Con los recursos del Estado el presidente Fernández le ha quitado 15 puntos, al Partido Reformista. Sin esos 15 puntos y sin los votos que les sumarían los “aliados”, que también les han costado una fortuna al Estado, el presidente Fernández no pasaría de un 20 o un 25 %. Como mucho. Quiere decir que estamos ante un presidente impopular, que no puede competir limpiamente.
Todas las fuerzas vivas de la nación debieron levantarse para evitar que el presidente de la República intentara mantenerse en el Palacio Nacional sobre la base de la corrupción y del engaño.
No es un problema de simpatías partidarias, ni de candidatos. Supongamos que ninguno sirve o que uno sea mejor que otro. Incluso usted puede creer que Fernández es y ha sido el mejor presidente que ha tenido el país. Ahora bien, de lo que se trata es del respeto a la ley, se trata de valores éticos y morales. Es algo de principios. Es que la política no se puede degradar tanto, es que la figura presidencial no puede descender tanto, es que la palabra de un presidente tiene que tener un valor especifico, es que un proceso electoral no puede ser llevado al fango por la ambición de un hombre que ha hecho de la corrupción un instrumento de poder. Me he preguntado, ¿cuándo fue que el PLD perdió el rumbo? ¿Cuándo fue que el PLD tiró al zafacón los principios, la ideología y los valores?
El proceso electoral está marcado por los escándalos de corrupción para patrocinar la reelección. (Se “perdieron” 130 millones de dólares que nadie sabe donde están, ni en que se gastaron, para citar un solo caso).
La JCE está montando unas elecciones sin capacidad ni poder para garantizar idoneidad en los resultados. No porque no quiera, porque no puede. La cuestión no es solo de votos, no es que la gente acuda a las urnas. Es, antes que nada, que todo el proceso haya sido diáfano, pero todos sabemos que no ha sido así; todos sabemos que el gobierno ha gastado miles de millones de pesos en comprar la conciencia nacional, a tal punto que nunca tuvo más validez la consigna “¡vergüenza contra dinero!”
Y a pesar de todo, el presidente Fernández no tiene asegurada la victoria en primera vuelta. Al contrario, es segura una segunda vuelta, es segura su derrota. Para ganar necesita un fraude que le garantice 7 u 8 puntos, como ocurrió en las elecciones presidenciales pasadas con La Cadena que montó el hombre al que Balaguer le decía, “ni de cerca, ni de lejos, porque como quiera hace daño”, que le sumó más de 200 mil votos al PLD a través de sus “aliados” que sin tener delegados en las mesas de muchos municipios, ni estructuras, obtuvieron más votos que los reformistas que si tenía delegados y locales.
Por eso hay que estar preparado. La experiencia y la historia dicen que los reeleccionistas no se detendrán. Por eso los observadores nacionales y extranjeros tienen la obligación de trabajar mucho y hacer menos turismo.

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